Después de un largo tiempo de estar en silencio, en plena oscuridad de la noche, el Hombre y el Dragón hablaron de nuevo.
- Necesito irme, salir, cambiar y vivir - dijo el Hombre - llevo mucho tiempo estancado; los cuatro muros que me rodean ya me saben a lo mismo, los conozco y no me ofrecen nada nuevo.
- Está bien. Te entiendo - dijo el Dragón - sin embargo, antes de que te levantes y te vayas, déjame hacerte unas cuantas preguntas para tu camino:
¿En qué momento de nuestras vidas partimos?
¿El viaje inicia cuando
lo deseamos, lo pensamos,
lo decidimos o lo hacemos?
¿Alguna vez partimos?
¿Podemos hablar de partir
cuando seguimos
con los mismos temores,
dudas y culpas que
a diario cargamos,
al destino que llegamos?
¿Podemos olvidarnos de lo que éramos o
abandonar nuestro pasado?
¿Es un empezar o un terminar?
¿Es la cobardía y la huida a responder por algo?
¿Es la valentía y el enfrenamiento a lo ignorado?
¿De qué nos alejamos o
a qué nos acercamos?
¿Buscamos demostrar o aparentar
lo que queremos ser
o no ser?
¿Cuál es nuestro destino: el ir o el volver?
¿Cuándo volvemos?
¿Alguna vez volvemos?
¿En cuántos lugares
nuestros deseos de quedarnos
han quedado grabados?
¿Hemos dejado fragmentos
de nosotros mismos en
esos destinos fugaces/permanentes
en donde hemos estado?
¿Somos los mismos que regresamos?
- No lo sé.
- No te apresures en responder; tampoco tienes porqué saberlo. Las respuestas las puedes encontrar en plena travesía, o tal vez no es tiempo de hallarlas. Solo lleva estas preguntas mientras camines.
- ¿Y si no viajo? ¿Cómo puedo cambiar si sigo haciendo y estando aquí, en lo mismo?
- ¿Y crees que para cambiar adentro necesitas estar afuera? Es cierto que los lugares distantes y lejos de todo y de todos, ayudan al cambio, pero el efecto es corto si el que se mueve es el cuerpo y no el espíritu junto con su belleza de aprender. El viaje de cambio solo se realiza en uno mismo, estando donde se esté.
El silencio surgió de nuevo entre el Hombre y el Dragón, así como la luz del alba despuntó de las montañas en la distancia. Ambos seres contemplaron el amanecer que llegaba... o regresaba.