jueves, 8 de noviembre de 2018

Café para tres

Tres sorbos, tres tazas, tres aromas.
Un mismo sabor amargo.


Tres sorbos:

En un sorbo te pienso.
En un sorbo, él no te piensa.
En un sorbo tú te piensas...pero pensando en él.

Tres tazas:

Cada taza tiene una oreja, un peso y un color distinto, pero curiosamente, todas tienen la misma forma triangular. 

Pero son de esos triángulos que tienen los lados iguales, pues los tres estamos en circunstancias similares, pero sus ángulos, nuestros ángulos, son distintos.

Tres aromas:

Los aromas son impulsados por brisas suaves o fuertes, en una dirección u otra, hasta que finalmente se pierden en el recorrido. Curiosamente, mi aroma, tu aroma y su aroma tienen una sola dirección:

Yo hacia ti, 
Tú hacia él 
y él... en una dirección diferente a la tuya...
y la tuya, en una dirección diferente a mí.

jueves, 1 de noviembre de 2018

La vida de La Vida

La vida y la muerte están continuamente apareciendo y desapareciendo, yendo y viniendo, constantemente cambiando - a una hora cabeza, a otra hora rabo, enseguida manos y pies, rodando por todo el mundo.

Dogen Eihei 



Antes de... ¿te puedo preguntar algo?

Sí, dime.

¿Tú mueres?

¿Cómo así que si yo muero?

Sí. Te pregunto por tu muerte. ¿Has muerto o vas a morir?

Para ti, seguramente sí puedo morir, pero para mí, no.

No te entiendo.

Está bien, vamos por partes. ¿Qué es la muerte?

Pues que la vida se acaba, ¿no?

¿Cómo se acaba?

Pues que ya no vives, no respiras, tu cuerpo deja de funcionar, te pudres y desapareces.

Así es, mi cuerpo se descompon...

Te comen los gusanos.

Así es, mi cuerpo es devorado por gusanos, hongos, bacteri... ¿Ves que si mueres?

No te apresures, niño, déjame continuar. Mi cuerpo es devorado por otros seres, ¿verdad?

Sí.

Eso quiere decir que yo soy alimento. Así como esos gusanos, hongos y demás serán el alimento para otros seres: plantas, insectos, ranas, aves, los cuales a su vez, serán nuevamente alimento y así sucesivamente...Entonces,  ¿para qué un ser vivo se alimenta?

Pues para vivir, obvio.

Si te alimentas para vivir, podríamos decir que la vida se alimenta de la muerte, ¿no?

Pues... sí, por eso. La muerte sí exis....

La Vida se alimenta de otra vida para mantenerse con vida. Ahora: ¿la muerte produce muerte?

No, ni modos. Es muerte y ya.

Entonces, ¿La Vida qué produce?

...

—Otra pregunta: ¿De dónde nacemos?

De una mamá, por supuesto.

¿Ves? La Vida genera vida. La mantiene. La sostiene. La sustenta. Así es como La Vida se alimenta de sí misma para existir.

Pero cuando te mueres o se mueren tus abuelos, o tus papás, o tu amiga, o tu mascota, ya no las vuelves a ver, ya no están.

Siguen estando, pero en otras formas. Se transforman. Cambian.

Pero yo no quiero que se transformen. Yo quiero que sigan aquí, conmigo.

Es difícil aceptar un cambio, lo sé, pero entre más rechaces o niegues los cambios...

Me duele no estar con ellos.

Lo estás. En forma de recuerdos, en imágenes, en sonidos, en el tiempo que compartiste con ellos, en esos muchos o pocos momentos, ahí están contigo y tú con ellos. Tu esencia se mantiene en ellos.

No deja de doler.

El dolor por la ausencia es más que todo una experiencia humana, pero La Vida no se rige por la lógica de los hombres. Y si miramos en perspectiva el sentimiento, el dolor cambia también, solo si te permites que se transforme también.

¿En qué?

En otro. Eres uno antes, eres otro durante y eres otro después. ¿Ves que todo cambia?

Pues a ese cambio le llamamos muerte, ¿ves que sí existe?

A ese dolor de cambio, ustedes, los hombres, lo llaman muerte, pero como te decía, la muerte para el universo, no existe. Es la vida misma en cambio permanente. Cuando aceptes este cambio, tu dolor empezará a transformarse también.

Está bien, creo poder entenderte... ¿Ya es hora, verdad?

Sí. Ya es hora. ¿Estás preparado para la transformación?

No lo sé. Supongo. Fueron 99 años de vida. Aunque no dejo de sentir temor o nervios por este cambio permanente. ¡Gracias!

Tu vida se aferra a La Vida, es lo natural, sin embargo, no te preocupes que ya sabes cómo seguirás viviendo...

.

jueves, 18 de octubre de 2018

Observación

(Texto publicado para la iniciativa #JuevesDeMicrocuentos)

Observación

- ¿Qué es lo que tanto mirabas?

- No sé. Nada.

- Pero si tenías tus ojos puestos en mí.

- La verdad es que solo dejé mis ojos ahí.

- A ver... ¿alguna imagen debiste tener presente? 

 - ¿Y para qué me lo preguntas ahora?

- Pues porque yo me di cuenta. No te veía, pero me di cuenta...

- Nada, nada, deja así

- Mmm. ¿Por qué?

- ...

- Algo me mirabas. ¿verdad?

- Pues... Sí. La realidad es que sí, pero hasta ahora pude ver lo que no veía.

- ¿Y eso es...?

- Que ciertamente no eres nada.

- ...

lunes, 15 de octubre de 2018

Un encuentro

Ayer me encontré con Tristeza.

Fue de repente, como siempre suele suceder:
 

Como cuando vas por ahí: entretenido/aburrido/preocupado/estresado/agobiado/mortificado con tus pensamientos, y de repente, ¡pum! Llega.

Sorpresivamente se te aparece y te agarra tan desprevenido, que logra hacer lo que le gusta hacer:


Te cambia la percepción de las sonrisas y las miradas de la gente, silencia el ruido, los sonidos y la música del ambiente, transforma las palabras y te las repite varias veces, cada vez modificando ligera, pero dolorosamente, su significado.

¿Y entonces... qué hacer?


¿Dejarse llevar por lo que se suele sentir y pensar en su compañía: como alterar los recuerdos, trastocando las imágenes originales, por otras diferentes al momento vivido?


¿Continuar avanzando corporalmente, pero tan concentrado en aquellas vivencias que mentalmente te quedas detenido?

¿Mandar a la mierda sentimientos de esperanza, resiliencia y optimismo, para recibir con ímpetu el rechazo, el miedo, la pena y el sufrimiento?

Pues en esta oportunidad, no hice nada... 

O bueno, sí hice: la dejé pasar y ya. 

Seguí caminando. Tristeza siguió su camino.

Y ahora que lo veo todo, descubro con Alegría cuál fue el verdadero encuentro.

jueves, 27 de septiembre de 2018

Dos años

He regresado.

He regresado con cuero y escamas renovados.

He volado más alto, más bajo, más lejos y sin cansancio.

Mis ojos ven al horizonte más lejano.

Percibo mejor los aromas, sean sutiles, efímeros o acentuados.

Escucho más fuerte débiles y distantes susurros, risas y llantos.
 
Mis alas se han extendido y mi sombra, se proyecta más difusa y extendida sobre los campos.


He vuelto.

He vuelto de un camino largo.

He caminado nuevos y viejos tramos.

Veo más vivos los colores y más claro, con estrellas o sin astros.

Disfruto de los olores que antes eran desapercibidos, frívolos o profanos .

He abierto mis oídos a palabras, melodías y ritmos, antes silenciados.

Mis dedos, manos y brazos ahora son más fuertes, ágiles, porque su alcance se ha prolongado.




Hemos retornado.

Un hombre volando.

Un dragón caminando.

Aquí estamos.