sábado, 30 de julio de 2011

Juramento


Promesa de un hombre para aspirar a ser dragón
.


No eres la Luz;
tampoco una luz eres;
te veo y te pierdes,
te encuentro y desapareces,
sombra creciente
que apaga lo poco y mucho
que trato entenderte.

Negro intermitente,
negro refulgente,
tinieblas y oscuridad aparente;
sé que estás presente,
porque al raciocinio escapas
y, sólo al corazón,
te haces evidente.
Huir no puedo,
ébano de mi mente;
si corro, y me escondo,
detrás de mí, apareces;
si a espaldas me cubro,
giras con furia y me envuelves;
fútil intento cerrar los ojos,
porque mis párpados,
están marcados
con el sello que te obedece.
Ante mis vanos esfuerzos,
tú,
sólo respiras,
indiferente,
exultante,
sonriente.


¿Qué buscas de mí?
¿Qué quieres?
Si cuando antojas
me haces un sirviente;
los daños que produces,

sentimiento inmundo y malviviente,

¿no te son suficientes?


Sin embargo, ya es hora de que tiembles,
porque librado estaré
de tus redes y paredes;
inalcanzable e inmune
al acecho de tus huestes;
glorioso, victorioso,
triunfante, trascendente,
alegremente ante ti,
seré todo indiferente.

AGORA,
prometo y juro solemnemente,
ante mi cuna, mi tumba y mi presente
que tú,
ODIO inclemente,
hallarás en mi ser
tu absoluta muerte.


Fin de la Promesa

lunes, 18 de julio de 2011

---


¡Uy! por poco y me ve. Llevo mucho tiempo aquí, agazapado, esperando y es la hora en que no sé cómo resultará esto. Con cuidado me he asomado un par de veces para pescar el momento oportuno en el que pueda hacerlo. Hace un rato habría sido la ocasión perfecta pero no sucedió.


¿Será que ya? Veamos de nuevo... Ahora sí me vio... Ay, que se está acercando... ¡Pero qué! No fue... de nuevo ... No, no debo moverme porque quedo en evidencia. Me descubre, se saldría fácilmente con la suya y no valdría la pena.

Pasó muy cerca. Salvado de nuevo... ¿Salvado? Iluso. Está mucho más cerca. No. Definitivamente no debí hacer nada. Ya qué. ¿Me arrepiento o no me arrepiento? ¡Ja! Como si arrepentirse modificara el resultado de esta cacería frenética y confusa.Pero... yo soy inocente, es su problema a la larga; fue por su decisión que ambos terminamos involucrados, sino ¿para qué se metió en esto?

Debo reconocer que se ha esforzado y que no se ha desalentado a pesar del tiempo que lleva en el intento. Si no le costara no tendría ningún sentido, ni su búsqueda, ni mi existencia como ser buscado.

¡Pero qué está haciendo! No. Por allá no. Allá no estoy. ¿A qué juega?

No queda más remedio: salir de aquí y que me vea, de frente, sin miedo, que se dé cuenta que me enfrento; que haga lo que tenga que hacer conmigo y que lo logre o que se estrelle. Salgo entonces...

Momento, momento, y si salgo y no me ve, ¿qué? Prudencia. Ahora que lo pienso es peor, porque una cosa es que me esconda y no vea, y otra es que me muestre y tampoco. Eso cambia el panorama y no deja esperanzas ni aliento.

Ya. Está decidido. Si no me encuentra es que no tiene madera para esto. Será entonces igual al resto, aquellos facilistas y mediocres que se creen los mejores en esto, por lo tanto no me merece, no es digno, yo, que soy un...


Y fue entonces que el Dragón, emocionado y extenuado por la larga búsqueda, exclamó: "por fin encontré el título para mi cuento..." Y lo escribió.