viernes, 30 de septiembre de 2011

Invierno


Parece que empieza a llover.


Veo cómo caen a pequeñas y tímidas gotas que empapan la tierra seca y árida, para luego escurrirse por las grietas del polvero, otrora época de verdes y fuertes hierbas.

Siento como la humedad se hace a mis ropas; lentamente el frío arropa mi cuerpo, hiela mis huesos, estrangula el paso del aire y dificulta el correr de mi sangre.

Ahora, nada escampa, todo se moja. Ante mis ojos, las cosas brillan solo por efecto del agua. Lúgubre, el mundo apenas aguanta, impotente ante el raudal del cielo.

Los grises grifos no pausan. No hay llave que los cierre. No hay quien los aplaque o logre una tregua.

Diluvia y no tengo paraguas.

No es la lluvia de vida, no. Es la lluvia que entristece y duele. Es la lluvia que arrastra en sus ríos las sonrisas y esperanzas. Es la lluvia de días opacos y lánguidos, que se imponen eternos. Es la lluvia que inunda todo sentimiento. Es la lluvia convertida en monzones de recuerdos.



- ¿Qué haces ahí? - Me pregunta un amigo -¡Vamos! Que el día está soleado, radiante y hermoso.

- Estoy en invierno y no quiero. Gracias. - Le respondo, sin secarme las lágrimas del rostro.


sábado, 30 de julio de 2011

Juramento


Promesa de un hombre para aspirar a ser dragón
.


No eres la Luz;
tampoco una luz eres;
te veo y te pierdes,
te encuentro y desapareces,
sombra creciente
que apaga lo poco y mucho
que trato entenderte.

Negro intermitente,
negro refulgente,
tinieblas y oscuridad aparente;
sé que estás presente,
porque al raciocinio escapas
y, sólo al corazón,
te haces evidente.
Huir no puedo,
ébano de mi mente;
si corro, y me escondo,
detrás de mí, apareces;
si a espaldas me cubro,
giras con furia y me envuelves;
fútil intento cerrar los ojos,
porque mis párpados,
están marcados
con el sello que te obedece.
Ante mis vanos esfuerzos,
tú,
sólo respiras,
indiferente,
exultante,
sonriente.


¿Qué buscas de mí?
¿Qué quieres?
Si cuando antojas
me haces un sirviente;
los daños que produces,

sentimiento inmundo y malviviente,

¿no te son suficientes?


Sin embargo, ya es hora de que tiembles,
porque librado estaré
de tus redes y paredes;
inalcanzable e inmune
al acecho de tus huestes;
glorioso, victorioso,
triunfante, trascendente,
alegremente ante ti,
seré todo indiferente.

AGORA,
prometo y juro solemnemente,
ante mi cuna, mi tumba y mi presente
que tú,
ODIO inclemente,
hallarás en mi ser
tu absoluta muerte.


Fin de la Promesa

lunes, 18 de julio de 2011

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¡Uy! por poco y me ve. Llevo mucho tiempo aquí, agazapado, esperando y es la hora en que no sé cómo resultará esto. Con cuidado me he asomado un par de veces para pescar el momento oportuno en el que pueda hacerlo. Hace un rato habría sido la ocasión perfecta pero no sucedió.


¿Será que ya? Veamos de nuevo... Ahora sí me vio... Ay, que se está acercando... ¡Pero qué! No fue... de nuevo ... No, no debo moverme porque quedo en evidencia. Me descubre, se saldría fácilmente con la suya y no valdría la pena.

Pasó muy cerca. Salvado de nuevo... ¿Salvado? Iluso. Está mucho más cerca. No. Definitivamente no debí hacer nada. Ya qué. ¿Me arrepiento o no me arrepiento? ¡Ja! Como si arrepentirse modificara el resultado de esta cacería frenética y confusa.Pero... yo soy inocente, es su problema a la larga; fue por su decisión que ambos terminamos involucrados, sino ¿para qué se metió en esto?

Debo reconocer que se ha esforzado y que no se ha desalentado a pesar del tiempo que lleva en el intento. Si no le costara no tendría ningún sentido, ni su búsqueda, ni mi existencia como ser buscado.

¡Pero qué está haciendo! No. Por allá no. Allá no estoy. ¿A qué juega?

No queda más remedio: salir de aquí y que me vea, de frente, sin miedo, que se dé cuenta que me enfrento; que haga lo que tenga que hacer conmigo y que lo logre o que se estrelle. Salgo entonces...

Momento, momento, y si salgo y no me ve, ¿qué? Prudencia. Ahora que lo pienso es peor, porque una cosa es que me esconda y no vea, y otra es que me muestre y tampoco. Eso cambia el panorama y no deja esperanzas ni aliento.

Ya. Está decidido. Si no me encuentra es que no tiene madera para esto. Será entonces igual al resto, aquellos facilistas y mediocres que se creen los mejores en esto, por lo tanto no me merece, no es digno, yo, que soy un...


Y fue entonces que el Dragón, emocionado y extenuado por la larga búsqueda, exclamó: "por fin encontré el título para mi cuento..." Y lo escribió.

martes, 21 de junio de 2011

Palabra humana

De cuando el Dragón le cede el espacio al humano...


Otroyó

Soñé siendo dragón.

Cuán maravillosa vista y sensación el haber visto con otros ojos mi mundo y con otra percepción la realidad que hasta entoces creí única y verdadera.

Los aromas, dejaron de ser meros olores, para mezclarse con colores. Era/es difícil explicar/concebir semejante química, bajo las limitaciones que impone mi humano cuerpo.

En ese mismo sentido, mi vista traspasaba el mundo y a la vez, me veía transparente ¿Cómo podría describir esa desnudez? No sé. Lo más lógico que puedo decir al respecto es que miré con otros ojos.

También, la noción de tiempo fue diferente. Sentía que estaba allí y no en otro (como habitualmente me siento).Era un único momento y lugar.M i mente estuvo quieta y dedicada a sentir.Era simplemente estar ahí. Lo más extraordinario fue que, si bien me sentía en plena calma y quietud, estaba invadido y bombardeado de pensamientos, sentimientos y sensaciones, propias de la sinigual experiencia de naturaleza. Creo que fui racionalmente puro. Era, finalmente, uno y no los tantos que suelo ser, por el desenfreno y caos del pensamiento mortal y humano.

Ahora, que me dedico a comprender el sueño, pienso en lo paradógico del suceso: tuve que ser otro para sentirme verdaderamente yo.

lunes, 13 de junio de 2011

Tempo


¿El pasado es pasado? ¿Cuándo es el futuro? Cuán a menudo me han hecho las mismas preguntas. Por ser atemporal, me cuesta mucho trabajo responder,puesto que las leyes del tiempo y el espacio son de total desconocimiento para mí, pues estoy en cualquier momento, sin un adelante ni un atrás. Los humanos, en cambio, viven determinados por la linealidad de hechos que configuran su percepción de vivir.


Para ellos, el reloj y su trazo determina por completo el total de sus acciones; como yo lo entiendo es como si fuera un verdugo de su existencia. Sin embargo, el aparato ese no es en sí el verdadero problema, pues el trasfondo del tiempo, según veo, radica en el recuerdo y el anhelo.

El primero mira hacia atrás, en lo vivido y lo ya pasado (aunque los humanos procuren traerlo frecuentemente al pensamiento) y el segundo hacia adelante, lo que todavía no es y que tiene tantas probabilidades de ser y no ser, y que aún no existe (aunque los humanos lo consideren en gran medida una razón para existir) ¿En dónde queda entonces el presente?

El presente; verdadero y único tiempo existente, se refunde constantemente y se convierte, de forma paradójica, en un momento psicológicamente inexistente...