jueves, 5 de noviembre de 2020

Esperanzas

¿Qué son las esperanzas?

Son aquellas etéreas que se anidan
y se enclavan tan profundo,
que difícilmente puedes retirarlas.

Viven contigo.
Respiran contigo.
Están contigo.
Son en ti, aunque no te pertenezcan.
Son por ellas mismas.

Muchas veces duelen por el solo hecho de tenerlas.
A veces duelen el doble porque se entierran hondo.
Y cuando están en el foso, suelen provocar un tercer dolor: ese pesar de tener que exorcizarlas.

¿Qué puedes hacer?

 - Tratar de alcanzarlas.
Esto representa una paradoja: están dentro de ti, pero tienes que correr tras ellas para atraparlas, lo cual supone una segunda paradoja (tal como Aquiles y la tortuga): puedes ser más rápido que ellas, pero tardarás un tiempo infinito en igualarlas.

Aunque si las alcanzas:
se diluyen,
se evaporan,
desaparecen y ya.
Dejan de ser esperanzas.

- Abandonarlas:
Solo es posible hacerlo una vez haya pasado el tiempo y hayas podido perdonarlas y olvidarlas.
 
Lograrlo antes es imposible.

 
Sobre todo esto no tienes voluntad,
ni tampoco puedes tener otras esperanzas.

miércoles, 20 de mayo de 2020

Remembranzas

El otro día te vi. Estabas escondida entre mis recuerdos. Creíste que no me iba a dar cuenta de tus pasos sigilosos y rápidos, buscando recovecos para ocultarte y estar como si nunca te hubieses presentado de nuevo aquí.

Yo me hice el tonto e hice como si no te hubiera visto. No quería que fueras a darte cuenta y así evitar que desaparecieras asustada y avergonzada por pillarte husmeando por aquí.

De reojo y expectante seguí tu recorrido, atento a los sitios donde pretendiste esconderte. Sonreí secretamente de verte juguetona con mis remembranzas. Incluso me dio ternura cuando tropezaste con alguno de los tantos momentos regados de los dos. Tu cara de susto cuando no podías poner de nuevo en su lugar las palabras que me dijiste en aquella oportunidad que nos conocimos, fue lo mejor, consciente de que son piezas supremamente delicadas en la colección de reliquias que tengo de ti.

También te cuento que tuve que hacer un gran esfuerzo por no correr en pos tuya y tu rostro de tristeza, cuando diste con los sueños rotos. No sé qué te conmovió más: si el verlos todos juntos, o encontrarte con los remiendos y retazos que burdamente traté de pegar para recomponerlos.

Finalmente, vi cuando te volviste a ir. Sentí el impulso de alcanzarte, pero me contuve. Quedé inmóvil, impotente y frustrado, tal como sucedió aquella vez. Respeté tu partida y de nuevo, no me fui tras de ti.

Desde entonces me he cuestionado y hoy lo vuelvo a hacer: ¿Debí detenerte? ¿Tenía alguna forma de contenerte? ¿Aun existe alguna manera de retenerte?

Tal vez no.

En aquel entonces fue imposible evitar tu muerte y tengo claro que ese fantasma tuyo del otro día, tampoco me permitirá tenerte.

jueves, 23 de abril de 2020

Después de una pausa


Hoy soy frágil...
tan frágil 
como lo es un silencio
ante la palabra necia que se larga
e ignora un prudente callar.

Es un día de flaqueza sentimental,
en el que revivo emociones
de épocas remotas y recientes,
cuyos finales 
aún quisiera cambiar.

Me duele 
que los recuerdos no sean ocasos;
que sean viejos amaneceres insistentes;
que tozudamente existan;
y que hasta mi devenir se niegue en dejar atrás.

Ahora son momentos que no fueron,
momentos que soñé tener,
momentos que se apropiaron 
de otros momentos,
que ni un momento pudieron llegar a ser.

Reflexiono en lo que antes soñé y pienso: 
¿Qué tanto de sueño fue?
¿Desperté alguna vez de la quimera?
¿Cuánto quiero sostener esta entelequia?
¿Aún durmiendo estaré?
¿Por qué insisto en revivir hoy un pasado?
¿Por qué intento cambiar el hoy, también?
¿Para qué putas no lo acepto y no me acepto?
¿Qué mierdas será mi futuro,
si sigo a su merced?

Respiro.
             Respiro.  
                          Respiro.
                                        Respiro.

¡Pfff!
Me rio solo.
¡Qué tonto!
Suspiro: 
El hoy, mañana será un ayer.