martes, 17 de diciembre de 2013

Abrazos y sonrisas

Hoy el dragón y el humano me han cedido este espacio. 


¡GRACIAS! Y se las digo a más de 50 chiquitines* que hoy me dieron los grandes regalos de un abrazo juguetón y sincero, de una sonrisa espontánea y despreocupada. 

Pero esos abrazos y sonrisas van más allá. Son una gran enseñanza. 

Hoy me di cuenta más que nunca, que de niños somos seres sabios**, porque nos entregamos al momento sin peros ni reparos; porque nos damos a los demás, y aún siendo desconocidos, confiamos; porque somos honestos con nuestros sentimientos y no nos cuesta manifestarlo; porque apreciamos el cariño y la compañía de los seres humanos; porque vivimos... simplemente vivimos.

Me enseñaron que las cosas tienen sentido cuando hay un otro. Cuando nos vemos a nosotros mismos en los otros.

Aprendí lo que he venido aprendiendo y que seguiré aprendiendo, y es a servir; a dejar de pensar tanto en mí, a no sentir que soy un individuo; a aceptar que la vida tiene sentido cuando reconozco que yo soy los demás; a que no soy uno; a que soy todos.

Hoy no vi niños. Hoy vi seres humanos y los valoré como tal. Dejé a un lado mi posición de adulto que "sabe de la vida" y abrí mi corazón a quienes sí saben vivir.

Con lágrimas escribo, porque la experiencia fue profunda; felizmente, muy profunda.

¡GRACIAS! 



* Niños de tres a nueve años, sin protección familiar, pertenecientes a una fundación.
** ¿Qué pasa con esa sabiduría? Será tema de otro escrito.

3 comentarios:

  1. Alguien decía: "Si quieres una evidencia de Dios, mira en los ojos de un niño", y creo que es cierto, pues allí encuentras el rostro del amor sin condiciones, viendo la vida sin prejuicios, permitiéndose sorprenderse de los detalles más mínimos de la vida y disfruntándola sin temores ni resentimientos; hasta que poco a poco comienza a crecer el ego y a desarrollarse con sentimientos de culpa, comenzando a creer que estamos separados del otro. Cuando volvemos a ellos, sentimos desde los más profundo una felicidad y paz, porque nos recuerdan de donde venimos y donde algún día volveremos.

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  2. Muchas gracias por tus palabras. También creo firmemente en todo lo que escribes. Aunque un niño no es un ser en blanco, no llega con buena parte de las preconcepciones y juicios que tenemos los adultos. Tristemente les transferimos nuestros miedos y forma de pensar individualista y misantrópica, en vez de potenciar el amor por sí mismos y por los demás.

    ¡Qué hermoso será el mundo el día en que nos demos cuenta de ello y actuemos a partir del amor! Tardará un poco, pero sé que así será.

    Gracias por tu mensaje y por participar.

    Un gran abrazo.

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  3. No puede ser otro día. Allí estuve.
    Siempre hablo de el con agradecimiento.
    Fueron unos meses estupendos de trabajo.
    Que un grupo de personas nos reunamos a cantar, no deja de parecerme un regalo que nutre mi verdadero ser.
    A pesar de saber donde cantaríamos y para quienes, fue totalmente inesperado estar expuesto al enorme corazón, que traslucía en la sonrisa de cada niño. Y digo expuesto porque la verdad aflora, y los muros se disuelven.
    Esos muros que con tanta dedicación y trabajo son alzados hasta hacernos o creernos adultos, quedaron deshechos, con la alegría de esas personitas.
    Gracias.

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