lunes, 13 de junio de 2011

Tempo


¿El pasado es pasado? ¿Cuándo es el futuro? Cuán a menudo me han hecho las mismas preguntas. Por ser atemporal, me cuesta mucho trabajo responder,puesto que las leyes del tiempo y el espacio son de total desconocimiento para mí, pues estoy en cualquier momento, sin un adelante ni un atrás. Los humanos, en cambio, viven determinados por la linealidad de hechos que configuran su percepción de vivir.


Para ellos, el reloj y su trazo determina por completo el total de sus acciones; como yo lo entiendo es como si fuera un verdugo de su existencia. Sin embargo, el aparato ese no es en sí el verdadero problema, pues el trasfondo del tiempo, según veo, radica en el recuerdo y el anhelo.

El primero mira hacia atrás, en lo vivido y lo ya pasado (aunque los humanos procuren traerlo frecuentemente al pensamiento) y el segundo hacia adelante, lo que todavía no es y que tiene tantas probabilidades de ser y no ser, y que aún no existe (aunque los humanos lo consideren en gran medida una razón para existir) ¿En dónde queda entonces el presente?

El presente; verdadero y único tiempo existente, se refunde constantemente y se convierte, de forma paradójica, en un momento psicológicamente inexistente...

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