sábado, 30 de julio de 2011

Juramento


Promesa de un hombre para aspirar a ser dragón
.


No eres la Luz;
tampoco una luz eres;
te veo y te pierdes,
te encuentro y desapareces,
sombra creciente
que apaga lo poco y mucho
que trato entenderte.

Negro intermitente,
negro refulgente,
tinieblas y oscuridad aparente;
sé que estás presente,
porque al raciocinio escapas
y, sólo al corazón,
te haces evidente.
Huir no puedo,
ébano de mi mente;
si corro, y me escondo,
detrás de mí, apareces;
si a espaldas me cubro,
giras con furia y me envuelves;
fútil intento cerrar los ojos,
porque mis párpados,
están marcados
con el sello que te obedece.
Ante mis vanos esfuerzos,
tú,
sólo respiras,
indiferente,
exultante,
sonriente.


¿Qué buscas de mí?
¿Qué quieres?
Si cuando antojas
me haces un sirviente;
los daños que produces,

sentimiento inmundo y malviviente,

¿no te son suficientes?


Sin embargo, ya es hora de que tiembles,
porque librado estaré
de tus redes y paredes;
inalcanzable e inmune
al acecho de tus huestes;
glorioso, victorioso,
triunfante, trascendente,
alegremente ante ti,
seré todo indiferente.

AGORA,
prometo y juro solemnemente,
ante mi cuna, mi tumba y mi presente
que tú,
ODIO inclemente,
hallarás en mi ser
tu absoluta muerte.


Fin de la Promesa

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