lunes, 18 de julio de 2011

---


¡Uy! por poco y me ve. Llevo mucho tiempo aquí, agazapado, esperando y es la hora en que no sé cómo resultará esto. Con cuidado me he asomado un par de veces para pescar el momento oportuno en el que pueda hacerlo. Hace un rato habría sido la ocasión perfecta pero no sucedió.


¿Será que ya? Veamos de nuevo... Ahora sí me vio... Ay, que se está acercando... ¡Pero qué! No fue... de nuevo ... No, no debo moverme porque quedo en evidencia. Me descubre, se saldría fácilmente con la suya y no valdría la pena.

Pasó muy cerca. Salvado de nuevo... ¿Salvado? Iluso. Está mucho más cerca. No. Definitivamente no debí hacer nada. Ya qué. ¿Me arrepiento o no me arrepiento? ¡Ja! Como si arrepentirse modificara el resultado de esta cacería frenética y confusa.Pero... yo soy inocente, es su problema a la larga; fue por su decisión que ambos terminamos involucrados, sino ¿para qué se metió en esto?

Debo reconocer que se ha esforzado y que no se ha desalentado a pesar del tiempo que lleva en el intento. Si no le costara no tendría ningún sentido, ni su búsqueda, ni mi existencia como ser buscado.

¡Pero qué está haciendo! No. Por allá no. Allá no estoy. ¿A qué juega?

No queda más remedio: salir de aquí y que me vea, de frente, sin miedo, que se dé cuenta que me enfrento; que haga lo que tenga que hacer conmigo y que lo logre o que se estrelle. Salgo entonces...

Momento, momento, y si salgo y no me ve, ¿qué? Prudencia. Ahora que lo pienso es peor, porque una cosa es que me esconda y no vea, y otra es que me muestre y tampoco. Eso cambia el panorama y no deja esperanzas ni aliento.

Ya. Está decidido. Si no me encuentra es que no tiene madera para esto. Será entonces igual al resto, aquellos facilistas y mediocres que se creen los mejores en esto, por lo tanto no me merece, no es digno, yo, que soy un...


Y fue entonces que el Dragón, emocionado y extenuado por la larga búsqueda, exclamó: "por fin encontré el título para mi cuento..." Y lo escribió.

No hay comentarios:

Publicar un comentario